En
otoño de 1960 los telespectadores norteamericanos se rindieron ante una serie
animada muy diferente a las demás. En ella el personaje principal gritaba “Ya-ba-da-ba-doooooh!!!” al salir
del trabajo, ordenaba “¡Ya cállate,
enano!” a su mejor amigo y llamaba a gritos a su mujer, Vilma, mientras aporreaba la puerta
al final de cada episodio. Pero lo más llamativo era que la acción se
desarrollaba en una Prehistoria
más que peculiar. Ésa serie era Los
Picapiedra (The Flintstones) y fue la primera sit com animada y protagonizada por una familia, la primera en
superar la habitual duración de siete minutos para un cartoon y la primera también en emitirse en prime time para un público familiar.
Los
Picapiedra fueron una creación del tándem Hanna-Barbera consagrado ya con
títulos como Huckelberry Hound y El Oso Yogui. El encargo partió de John Mitchell, jefe de ventas de Screen Gems, la división televisiva de Columbia Pictures interesada en producir una sit
com similar a los shows de Carol
Burnett o Lucille Ball.
Decididos a competir con la exitosa serie familiar The Honeymooners, a William
Hannah se le ocurrió situar la acción en otra época, barajándose la
Antigua Roma, la América de los colonos y hasta una tribu apache. Cuando se
encendió la bombilla de la Edad de
Piedra, el dibujante Dan
Gordon abocetó los personajes vestidos con pieles a los que daría forma
definitiva el maestro Ed Benedict
.
La
serie nos presenta las andanzas de un trabajador de la construcción llamado Pedro
Picapiedra que vive en Piedradura
con Vilma, esposa entregada a las labores del hogar. Malhumorado, zoquete
y tragón, Pedro mangonea sistemáticamente
a su vecino y mejor amigo Pablo Mármol,
un incondicional bajito, apocado e influenciable con quien comparte escapadas
nocturnas a la bolera y se mete en múltiples líos. Pablo está casado con Betty
quien se lleva de maravilla con Vilma,
en un inseparable frente común ante los continuos despropósitos de sus maridos.
Patrocinada
en sus inicios por cigarrillos Winston
la serie incluía una pista de risas enlatadas como fondo a los abundantes gags
visuales. En el primer episodio, titulado The swimming pool, el contencioso generado por la construcción
de una piscina común enfrenta a los vecinos pero finalmente las diferencias se
superan en un canto a la amistad entre los cuatro personajes. Durante los tres
primeros años serán las dos parejas quienes soporten con éxito el peso del show
hasta que en 1963 se decide que tengan descendencia. En febrero Pedro y Vilma se convierten en los padres de la pequeña Pebbles mientras Pablo y Betty adoptan a Bam Bam,
un niño asombrosamente forzudo que alguien les deja en la puerta de casa. El
casting familiar se completa con Dino,
una mascota perrosaurio de
inconfundibles ladridos propiedad de Pedro
y Vilma. En 1965 aparece el
personaje más chocante de la serie, un pequeño alienígena verde perdido en la Tierra llamado Gazoo que aparece y desaparece para
complicar esporádicamente la existencia de Pedro y Pablo.
Emitida
por la ABC desde 1960 hasta
1966, el gran acierto de Los
Picapiedra fue transformar la Prehistoria
en un remedo de la sociedad americana de la época, diseñando un entorno donde los
protagonistas disponían de todos los adelantos contemporáneos, pero adaptados a
los materiales y criaturas del Neolítico.
Así un mamut echando agua por la trompa sirve como lavaplatos, el teléfono es
una caracola y el coche familiar, el Troncomóvil,
está formado por troncos de árbol y ruedas de piedra. Esta afortunada reformulación
inscribía a la clase media de los suburbios norteamericanos en el centro de un
retrato anacrónicamente desternillante y compensaba, junto al hábil diseño de
personajes muy expresivos, la tosquedad de las animaciones de Hanna-Barbera, limitadas a sólo
cuatro dibujos por segundo cuando la media habitual oscilaba entre los doce y
veinticuatro. La pericia innovadora del animador italiano Carlo Vinci sería decisiva para equilibrar un conjunto en
el que, también por vez primera, se cartoonizó
a celebridades que aparecían como estrellas invitadas tras adaptarse convenientemente
sus nombres. Así Los Picapiedra
se codearon con figuras de la talla de Alfred
Hitchtcock, Tony Curtis,
Rock Hudson o Ann Margret , convertida en Ann Margrock (Ana Margarroca en la versión
española).
Galardonada
con distinciones como el Globo de Oro o
la Silver Plaque a la mejor
producción animada y nominada a los Emmy,
Los Picapiedra tuvo un epílogo
cinematográfico en 1966 con un largo que parodiaba los filmes de moda de 007 titulado El Superagente Picapiedra (A man called Flintstone). Junto a
las continuas reposiciones de la serie original, en 1971 llega a la pequeña
pantalla El Show de Pebbles y Bamm
Bamm, spin off en el que los niños se han convertido
en adolescentes que van al instituto. Entre las incontables reapariciones
televisivas de la familia destacan La
Navidad de los Picapiedra (1977), Los Picapiedra celebran su 25 Aniversario (1986) o The Jetsons meets the Flintstones (1987),
un crossover donde los de Piedradura y Los
Supersónicos intercambiaban universos gracias a una máquina del tiempo. Además de la ingente producción
animada hay que citar dos adaptaciones para el cine en carne y hueso dirigidas por Brian Levant: Los
Picapiedra, La película (1994) y Los
Picapiedra en Rock Vegas (2000), siendo sobre todo la segunda
absolutamente prescindible.
Innovadores
e hilarantes, Los Picapiedra
ostentaron el récord como la serie animada más longeva desde su cancelación en
1966 hasta nada menos que 1997. Ése año, otra célebre familia animada les
arrebataría el cetro: Los Simpsons.
Para celebrarlo Homer cambió la
letra en la famosa sintonía compuesta por Hanna, Barbera y Hoyt
Curtin para cantar: “Simpsons,
meet the Simpsons…”
Imagen: www.classiccartoondvd.com