jueves, 15 de octubre de 2015

Clásicos: Los Picapiedra.- Hanna-Barbera (1960)

En otoño de 1960 los telespectadores norteamericanos se rindieron ante una serie animada muy diferente a las demás. En ella el personaje principal gritaba “Ya-ba-da-ba-doooooh!!!” al salir del trabajo, ordenaba “¡Ya cállate, enano!” a su mejor amigo y llamaba a gritos a su mujer, Vilma, mientras aporreaba la puerta al final de cada episodio. Pero lo más llamativo era que la acción se desarrollaba en una Prehistoria más que peculiar. Ésa serie era Los Picapiedra (The Flintstones) y fue la primera sit com animada y protagonizada por una familia, la primera en superar la habitual duración de siete minutos para un cartoon y la primera también en emitirse en prime time para un público familiar.
Los Picapiedra fueron una creación del tándem Hanna-Barbera consagrado ya con títulos como Huckelberry Hound  y El Oso Yogui. El encargo partió de John Mitchell, jefe de ventas de Screen Gems, la división televisiva de Columbia Pictures interesada en producir  una sit com similar a los shows de Carol Burnett o Lucille Ball. Decididos a competir con la exitosa serie familiar The Honeymooners, a William Hannah se le ocurrió situar la acción en otra época, barajándose la Antigua Roma, la América de los colonos y hasta una tribu apache. Cuando se encendió la bombilla de la Edad de Piedra, el dibujante Dan Gordon abocetó los personajes vestidos con pieles a los que daría forma definitiva el maestro Ed Benedict .
La serie nos presenta las andanzas de un trabajador de la construcción llamado  Pedro Picapiedra que vive en Piedradura  con Vilma, esposa entregada a las labores del hogar. Malhumorado, zoquete y tragón, Pedro mangonea sistemáticamente a su vecino y mejor amigo Pablo Mármol, un incondicional bajito, apocado e influenciable con quien comparte escapadas nocturnas a la bolera y se mete en múltiples líos. Pablo está casado con Betty quien se lleva de maravilla con Vilma, en un inseparable frente común ante los continuos despropósitos de sus maridos.
Patrocinada en sus inicios por cigarrillos Winston la serie incluía una pista de risas enlatadas como fondo a los abundantes gags visuales. En el primer episodio, titulado The swimming pool, el contencioso generado por la construcción de una piscina común enfrenta a los vecinos pero finalmente las diferencias se superan en un canto a la amistad entre los cuatro personajes. Durante los tres primeros años serán las dos parejas quienes soporten con éxito el peso del show hasta que en 1963 se decide que tengan descendencia. En febrero Pedro y Vilma se convierten en los padres de la pequeña Pebbles mientras Pablo y Betty adoptan a Bam Bam, un niño asombrosamente forzudo que alguien les deja en la puerta de casa. El casting familiar se completa con Dino, una mascota perrosaurio de inconfundibles ladridos propiedad de Pedro y Vilma. En 1965 aparece el personaje más chocante de la serie, un pequeño alienígena verde perdido en la Tierra llamado Gazoo que aparece y desaparece para complicar esporádicamente la existencia de Pedro y Pablo.
Emitida por la ABC desde 1960 hasta 1966, el gran acierto de Los Picapiedra fue transformar la Prehistoria en un remedo de la sociedad americana de la época, diseñando un entorno donde los protagonistas disponían de todos los adelantos contemporáneos, pero adaptados a los materiales y criaturas del Neolítico. Así un mamut echando agua por la trompa sirve como lavaplatos, el teléfono es una caracola y el coche familiar, el Troncomóvil, está formado por troncos de árbol y ruedas de piedra. Esta afortunada reformulación inscribía a la clase media de los suburbios norteamericanos en el centro de un retrato anacrónicamente desternillante y compensaba, junto al hábil diseño de personajes muy expresivos, la tosquedad de las animaciones de Hanna-Barbera, limitadas a sólo cuatro dibujos por segundo cuando la media habitual oscilaba entre los doce y veinticuatro. La pericia innovadora del animador italiano Carlo Vinci  sería decisiva para equilibrar un conjunto en el que, también por vez primera, se cartoonizó a celebridades que aparecían como estrellas invitadas tras adaptarse convenientemente sus nombres. Así Los Picapiedra se codearon con figuras de la talla de Alfred Hitchtcock, Tony Curtis, Rock Hudson o Ann Margret , convertida en Ann Margrock (Ana Margarroca en la versión española).
Galardonada con distinciones como el Globo de Oro o la Silver Plaque a la mejor producción animada y nominada a los Emmy, Los Picapiedra tuvo un epílogo cinematográfico en 1966 con un largo que parodiaba los filmes de moda de 007 titulado El Superagente Picapiedra (A man called Flintstone). Junto a las continuas reposiciones de la serie original, en 1971 llega a la pequeña pantalla El Show de Pebbles y Bamm Bamm, spin off en el que los niños se han convertido en adolescentes que van al instituto. Entre las incontables reapariciones televisivas de la familia destacan La Navidad de los Picapiedra (1977), Los Picapiedra celebran su 25 Aniversario (1986) o The Jetsons meets the Flintstones (1987), un crossover  donde los de Piedradura y Los Supersónicos intercambiaban universos gracias a una máquina del tiempo. Además de la ingente producción animada hay que citar dos adaptaciones para el cine en carne y hueso dirigidas por Brian Levant: Los Picapiedra, La película (1994) y Los Picapiedra en Rock Vegas (2000), siendo sobre todo la segunda absolutamente prescindible.
Innovadores e hilarantes, Los Picapiedra ostentaron el récord como la serie animada más longeva desde su cancelación en 1966 hasta nada menos que 1997. Ése año, otra célebre familia animada les arrebataría el cetro: Los Simpsons. Para celebrarlo Homer cambió la letra en la famosa sintonía compuesta por Hanna, Barbera y Hoyt Curtin para cantar: “Simpsons, meet the Simpsons…”

Imagen: www.classiccartoondvd.com