viernes, 18 de septiembre de 2015

El Asombroso Mundo de Gumball.- B.Bocquelet (2011)

Una vez, el padre de Ben Bocquelet (París, 1983) se dejó crecer la barba durante dos días, los mismos que su hijo tuvo que esperar para que su progenitor se atreviera a devolver a la tienda un videojuego defectuoso. El padre creía que un poco de barba le haría parecer un tipo duro, lo bastante como para que el encargado no se atreviera a ponerle ninguna pega. Años después, para regocijo de su padre y de miles de telespectadores en todo el mundo, Bocquelet  incluía esta anécdota en El Asombroso Mundo de Gumball, su desquiciada serie de innovadora factura visual producida por Cartoon Network.
Deslumbrado en la niñez por títulos como ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (R.Zemeckis, 1988) o Akira (K. Otomo, 1988), Ben Bocquelet elige dedicarse a los dibus y desde entonces devora de todo, con especial predilección por Los Simpsons, South Park y los vídeos de Gorillaz. En 2003 se muda a Londres para trabajar como creativo en un estudio de animación especializado en publicidad. Después de cuatro años guardando en el cajón personajes rechazados para spots, propone a Cartoon Network rescatar esas creaciones y aprovecharlas para una serie de dibujos ambientada en un reformatorio. La cadena considera esta idea bastante deprimente para el público infantil y tras darle otra vuelta Bocquelet  la convierte en El Asombroso Mundo de Gumball. Estrenada en Reino Unido en mayo de 2011 será la primera serie que Cartoon Network produce en Europa y primera en combinar animación tradicional, stop motion, diseños CGI en 3D y acción real.
Dirigida por Mic Graves en clave sitcom, “Gumball” está protagonizada por los Watterson, una más que atípica familia donde el personaje del título es un optimista y cabezota gato azul. Su hermana se llama Anais y es una inteligente conejita de cuatro años, el padre es un conejo desempleado llamado Richard y la madre, Nicole, una gata workalcoholic. El grupo se completa con Darwin, pez mascota al que le han crecido piernas tras una mutación y que se convertirá en el mejor amigo de Gumball.
Seguro de parecerse a su gato azul tan sólo en el optimismo, Bocquelet  sí reconoce en “Gumball” inspiración directa de su hermana, inteligente y testaruda, así como de su padre, parado de larga duración y también de su madre, esforzada trabajadora y sólido pilar familiar. Caracteres que nos pueden sonar a todos, aliñados con parodias de videoclips, videojuegos pixelados, cassettes…Un variado surtido de ingredientes ochenteros que exceden el target infantil para echar el cebo al adulto joven en tramas con las que casi cualquiera de ellos podría identificarse. Por eso un amplio contingente de mayores de 12 años también se rinde ante la serie a pesar de su canto al absurdo, su punto siniestro y su extravagante envoltorio visual. Envoltorio en el que juega un papel fundamental el delirante pueblo de Elmore escenario de la acción. Un lugar donde no hay humanos, sino un variado catálogo de globos, patatas o robots entre los que destacan la cacahuete con astas Penny, la babuina profesora Simian, Sussie la barbilla o un donut  jefe de policía. Estrambóticos personajes que responden a la afición de Bocquelet  por customizar clichés, pero también a la necesidad de dar coherencia a tan variopinto universo habitado por entes de pedigrí técnico igualmente heterogéneo.
Y es que el exigente collage visual de El Asombroso Mundo de Gumball moviliza a casi un centenar de profesionales en los nueve meses de esfuerzo que requiere cada episodio. Un proceso que incluye la costosa acción coordinada de varios estudios de animación. En este apartado, el tosco trazado en 2D de Gumball yDarwin los convierte en los personajes que salen más baratos. En cambio, la animación CGI de la matona Tina Rex, obliga a medir sus apariciones con cuentagotas para no disparar el presupuesto. Unos y otros cobran vida en singulares fondos, compuestos por  innumerables fotografías reales, tomadas casi todas en localizaciones del condado de San Francisco como Ciudad Vallejo, donde predominan las casas estilo 50 y 60 que habitan los protagonistas. A la música de Ben Locket se suma la incorporación en el doblaje de algunas voces infantiles para añadir espontánea frescura. Todos estos ingredientes se cohesionan gracias al fotomontaje VFX. Un sistema de trucaje habitual en la integración de efectos especiales en imagen de acción real y empleado aquí como toque maestro para lograr el rompedor acabado marca-de-fábrica de la serie.
Pero por mucho que agradezca una mezcla de medios que estimula la imaginación del espectador, Ben Boquelet  prioriza el talento por encima de todo y, como ejemplo, ningún chiste se incorpora a menos que haga reír a todos y cada uno de los miembros del equipo. El nivel de exigencia de El Asombroso Mundo de Gumball se ha visto recompensado con el Premio Annie 2011 a la Mejor Serie de Animación Infantil, tres premios BAFTA y un galardón más como Mejor Serie Animada para TV en el Festival Internacional de Cine de Animación de Annecy 2011.

Junto a este palmarés, después de tres temporadas en antena y confirmada en 2014 su renovación por dos más, El Asombroso Mundo de Gumball completa junto con Bob Esponja y Hora de Aventuras una brillante triada del cartoon surrealista que ilumina para muchos el camino a seguir. Éxitos a los que se les pueden perdonar revuelos menores como la polémica inclusión en un episodio de “Gumball” de Smack My Bitch Up, el videoclip de The Prodigy censurado en su día en varios países.
Un asunto que Bocquelet redujo a “guiño divertido a los mayores que ningún niño entenderá”. Travesuras de un afortunado creador que ha encontrado lo que tantos otros ansían: una serie para niños que los adultos disfrutan por igual.
  

 Imagen de Cartoon Network.